martes, 8 de agosto de 2017

LOS ORÍGENES DEL SANTUARIO DEL CEBRANU EN LAS SOMBRAS DE LA LEYENDA


         El origen del Santuario de la Virgen del Cebranu se encuentra entre las brumas de la leyenda ya que no contamos con datos históricos (arqueológicos o documentales).

                                                                    Tarjeta postal del primer cuarto del siglo XX

         Son tres la leyendas que, si unimos, nos pueden ofrecer un relato en lo que lo milagroso teje el hilo de una historia que podría ser contada así:

Tras la derrota del rey visigodo Rodrigo, los “moros” (musulmanes, sarracenos, ismailitas, etc.) comenzaron la conquista de la península ibérica lo que provocó que algunos cristianos visigodos huyesen hacia el norte. Tras un duro caminar, algunos llegaron a través del Camín de La Mesa a tierras teberganas. Entre las escasas pertenencias que habían logrado salvar se encontraba una imagen de la Virgen María que para salvaguardarla escondieron en una cueva de la Peña Sobia.

Imagen restaurada de la Virgen del Cébranu

                       
Muchos años después estando un pastor cuidando sus rebaños en la falda de Sobia vió, con una mezcla de asombro y miedo, como de entre los zarzales cercanos a la peña salía una potente luz que asemejaba un rayo. La curiosidad pudo con la medrana y fue acercándose para ver primero una pequeña cueva, y descubrir después una imagen sonriente de la Virgen que le hablaba pidiéndole la construcción de un santuario en el que pudiese morar (Aquí existe una variante que dice que la cabeza de la Virgen se hallaba protegida dentro de un calderín de cobre que da lugar a otra leyenda de la que hablaré en otra entrada).
Maravillado y conmovido corrió a contar a los vecinos de los pueblos de los alrededores el suceso, y entre la incredulidad y la sorpresa los hombres y mujeres del Valle primero, y de toda Teberga después, pudieron comprobar el hallazgo, decidiendo construir de inmediato una ermita y mantener a la Virgen en la cueva hasta que se esta se hubiese terminado.


                                      Dibujo del santuario con el pórtico de Samuel G. Pérez

Se pusieron manos a la obra para construir la Iglesia y comenzó el acarreo de piedra, la elaboración de vigas y todo el material necesario que fue depositándose en el lugar elegido por los vecinos (el que hoy conocemos como La Cruz o La Bocada entre Berrueñu y Carrea). 
No obstante la elección del emplazamiento hecha por los vecinos no parecía satisfacer a la Virgen, que decidió enviar una señal a través de los ángeles que, en la noche mientras los moradores dormían, deshacían y trasladaban de lugar lo que los hombres y mujeres del valle habían depositado y construido. Varios días se dio el prodigio ante el asombro y la alarma del vecindario hasta que comprendieron que estos sucesos inexplicables eran una señal de la Virgen que les indicaba el lugar en el que hoy se levanta el santuario del Cebranu.



  Esta es la “historia” legendaria que nos ha llegado y que forma parte de la cultura tradicional de Teberga. En ella se conjugan tres elementos que se encuentran en casi todas las leyendas de tradición oral cristianas: “moros”, “pastores” y “ángeles”.

Aunque no resulte creíble cabe reconocer que es una forma poética de explicar lo que no conocemos.

                                       Francisco Javier García Valledor

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