Existen en la actualidad 4
monumentos escultóricos en los jardines de Teberga que han ido jalonando la
historia del concejo. Son esculturas erigidas en memoria de personas que han
sido significativas en la vida tebergana en tres casos y en el último se
pretende recordar a un colectivo: los mineros.
Por orden cronológico la primera
de ellas en memoria del Doctor Antonio García Miranda, médico oftalmólogo e
investigador, nacido en Barzana, aunque que desarrollo su actividad profesional
fuera del concejo. El monumento en su recuerdo se alzó el 25 de Julio de 1953,
siendo el más antiguo de los existentes y está .situada en la actualidad en Samartín, delante del centro de salud.
Su autor fue uno de los más
destacados escultores de aquella época, el ovetense Víctor Hevia Granda (1885-1957),
autor de numerosos monumentos escultóricos destacados de Oviedo al tiempo que desempeñaba su labor de
profesor en la escuela de artes y oficios y realizaba su fundamental
trabajo de restaurador en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo.
El segundo, situado ante el
palacio de Entragu, es un monolito en homenaje al maestro D. Ángel Urbano
Piñero, nacido en 1908 en Valverde de Fresno
(Cáceres). Desarrolló toda su labor docente en la escuela de Entragu desde 1948
hasta el año de su fallecimiento en 1974, dejando una huella imborrable entre
sus alumnos que, junto a vecinos y amigos, sufragaron este relieve en el año
1977.
El relieve del rostro está
realizado en una roca extraída en la cantera Boniella de Llanera por el
escultor popular Andrés “Xixón” que realizó innumerables obras conmemorativas
diseminadas por toda Asturies.
El tercer monumento escultórico, situado en La Plaza, data de 2005 y está realizado en homenaje a José Ramón Álvarez Argüelles. Nacido
en 1935 en Campiel.lu, fue alcalde de Teberga entre
1987 y 2003. Falleció en el año 2004 y la escultura se realizó por suscripción
popular encabezada por el ayuntamiento tebergano.
El autor del busto, en bronce,
fue el escultor y pintor Juan Martínez
Rionda (Xixón, 1951) con una extensa
obra.
El último, hasta ahora, es una obra que trata
de homenajear a un colectivo de trabajadores, los mineros que tanta trascendencia
han tenido a lo largo de todo el siglo XX en la economía, la vida y la propia idiosincrasia
del pueblo tebergano.
La obra, realizada por iniciativa del Montepío de la Minería de Tebergay sufragada por suscripción popular y la asociación de jubilados y pensionistas, se inauguró en
el año 2013 y está situada en la rotonda de Samartín.
Su autor es el mierense Gonzalo
Prado Grela (Los tableros, 1966), artista que desarrolla una actividad, tanto
en pintura como en escultura cercana al expresionismo
abstracto. Esta obra de tipo más naturalista la realizó, sin embardo, con una
innovadora técnica: un armazón de hierro y 7 kilometros de hilo de cobre que
finalmente al incinerarse dan la robustez final de la figura.
Estas son las esculturas urbanas con las que al día de hoy disfrutamos en
Teberga. No son pocas para un concejo como el nuestro y tienen, además de su
valor artístico, un valor significante de los diversos momentos de nuestra
historia en la que se homenajea a un doctor, a un maestro, a un alcalde y a un
trabajo de miles de hombres que han dejado poso en los que hoy es nuestro
concejo.
Sin embargo, creo que hay una
ausencia imperdonable, la de la memoria de las mujeres y hombres que desde hace
miles de años se asentaron en el territorio tebergano trabajando nuestra tierra
y desarrollando la ganadería. Mujeres y hombres que con su quehacer duro y
cotidiano dieron forma a lo que hoy es el paisaje de esta tierra.
El campesinado es seguramente el
gran olvidado en nuestros monumentos escultóricos. Pero todo tiene remedio y el
futuro puede dar respuesta a este olvido.
Francisco Javier García Valledor