No encontramos referencias
documentales sobre la construcción de la iglesia o monasterio de Santa María de
Carzana. Para reconstruir su historia tenemos que acudir a fuentes que en algún
caso son muy discutidas como es la inscripción
de la pila bautismal que se conserva en el templo, que algunos
interpretan como años (990 o 1039) y otros como letras. Asimismo en la
intervención arqueológica realizada en algunas zonas del templo en el año 2001
parece que se constató la existencia de un suelo de “opus signinum” de color rojizo
en las zonas estratigráficas más antiguas y que nos podría decir que el templo
pudo tener un origen prerrománico por ser el tipo de suelo más frecuente en las
iglesias del prerrománico asturiano.
Sea como fuere conocemos tres
documentos que nos ayudan a situar el origen del templo. El más antiguo, siglo
XI, corresponde a la donación que la condesa Aldonza Ordóniz realiza al
monasterio de Santa María “en territorio Tebricense locun nominatum Villanuoa
de Carzána”. Lo cual nos pone tras la pista de que la iglesia que se dona en el
siglo XI sustituiría al monasterio prerrománico.
Aunque el documento está
incompleto la presencia de este personaje nos pone ya en relación con la
familia de Pelagio Froilaz que fue uno
de los personajes más influyentes de las nobleza de Asturias en la primera mitas del siglo XI y su mujer,
Aldonza Ordóniz de ascendencia real (nieta
de dos reyes), por línea materna (su
madre la infanta Cristina era hija del rey de León Bermudo II) y por línea
paterna (su padre era hijo del rey de león Ramiro III). La misma familia que
está en el origen de San Pedro y San Miguel en La Plaza y otras fundaciones en
el entorno del concejo de Teberga, tanto en Asturias como en León.
El segundo documento, en 116,
aparece vinculado a Santa María un descendiente de la misma familia, y nos
pondría tras la pista de una segunda actuación constructiva en el siglo XII. Y en
el tercero, en 1201, el rey Alfonso IX dona a la Catedral de Oviedo (el
obispado ovetense) el monasterio de “Sancte Marie de Carzana” que había
recibido de una descendiente del mismo linaje, la condesa Elvira, al morir esta
sin descendencia.
Desde el siglo XIII el templo va
a sufrir un progresivo deterioro de la construcción medieval y será objeto de
diversas intervenciones que desfiguran por completo su apariencia primitiva.
Son constatable obras en los siglos XVII (fachada de pantalla actual), XVIII,
XIX y finalmente a principios del siglo XX, entre 1906 y 1912.
La imagen que nos ofrece hoy
Santa María es la de un conjunto heterogéneo que se fue conformando a lo largo
de un amplio periodo de tiempo en el que se ha transformado profundamente su estructura
datada en los dos momentos constructivos iniciales del siglo XI y XII.
La fase más antigua conservada
corresponde al tramo de los pies de la iglesia en la que como elemento de
separación de las naves se utilizan gruesos pilares circulares (siglo XI). En
el siglo XII se incorpora en la construcción el pilar cruciforme con medias
columnas adosadas que corresponde a un románico más evolucionado.
El monasterio, por las donaciones
recibidas, tenía significativas
propiedades que incluía territorios y villas sitos en los concejos asturianos
de Teberga, Garu y Somiedo, así como en el territorio leonés de Babia,
incluyendo un número importante de cabezas de ganado y siervos.
Hoy nos encontramos con una
iglesia de planta basilical de tres naves, la central mucho más ancha que las
laterales, divididas en cuatro tramos y con un ábside central (la iglesia
románica original tendría tres ábsides). Las cubiertas de bóvedas es fruto de
la restauración de principios del siglo XX.
La sacristía y el porche
corresponden también a momentos de reforma arquitectónica modernos.
El exterior, totalmente
desfigurado, tanto la fachada como el muro y la cabecera son fruto de reformas
desde el siglo XVII. Los elementos originales son algunos canecillos decorados
con figuras que están en la cornisa y la cornisa en damero que remata el ábside.
Desde 1921 la iglesia es monumento
nacional y sin duda es una de las más relevantes del románico en Asturias,
sobre todo por sus magníficos relieves en los capiteles y la pila bautismal que
la convierten en una auténtica joya de la escultura románica de la península
ibérica.
A esto dedicaremos un próximo
artículo del blog.
Francisco Javier
García Valledor