domingo, 16 de diciembre de 2018

LA IGLESIA DE SANTA MARÍA DE VIL.LANUEVA DE TEBERGA



No encontramos referencias documentales sobre la construcción de la iglesia o monasterio de Santa María de Carzana. Para reconstruir su historia tenemos que acudir a fuentes que en algún caso son muy discutidas como es la inscripción  de la pila bautismal que se conserva en el templo, que algunos interpretan como años (990 o 1039) y otros como letras. Asimismo en la intervención arqueológica realizada en algunas zonas del templo en el año 2001 parece que se constató la existencia de un suelo de “opus signinum” de color rojizo en las zonas estratigráficas más antiguas y que nos podría decir que el templo pudo tener un origen prerrománico por ser el tipo de suelo más frecuente en las iglesias del prerrománico asturiano.



Sea como fuere conocemos tres documentos que nos ayudan a situar el origen del templo. El más antiguo, siglo XI, corresponde a la donación que la condesa Aldonza Ordóniz realiza al monasterio de Santa María “en territorio Tebricense locun nominatum Villanuoa de Carzána”. Lo cual nos pone tras la pista de que la iglesia que se dona en el siglo XI sustituiría al monasterio prerrománico.



Aunque el documento está incompleto la presencia de este personaje nos pone ya en relación con la familia de Pelagio Froilaz que  fue uno de los personajes más influyentes de las nobleza de Asturias en la  primera mitas del siglo XI y su mujer, Aldonza Ordóniz  de ascendencia real (nieta de dos  reyes), por línea materna (su madre la infanta Cristina era hija del rey de León Bermudo II) y por línea paterna (su padre era hijo del rey de león Ramiro III). La misma familia que está en el origen de San Pedro y San Miguel en La Plaza y otras fundaciones en el entorno del concejo de Teberga, tanto en Asturias como en León.


El segundo documento, en 116, aparece vinculado a Santa María un descendiente de la misma familia, y nos pondría tras la pista de una segunda actuación constructiva en el siglo XII. Y en el tercero, en 1201, el rey Alfonso IX dona a la Catedral de Oviedo (el obispado ovetense) el monasterio de “Sancte Marie de Carzana” que había recibido de una descendiente del mismo linaje, la condesa Elvira, al morir esta sin descendencia.
Desde el siglo XIII el templo va a sufrir un progresivo deterioro de la construcción medieval y será objeto de diversas intervenciones que desfiguran por completo su apariencia primitiva. Son constatable obras en los siglos XVII (fachada de pantalla actual), XVIII, XIX y finalmente a principios del siglo XX, entre 1906 y 1912.



La imagen que nos ofrece hoy Santa María es la de un conjunto heterogéneo que se fue conformando a lo largo de un amplio periodo de tiempo en el que se ha transformado profundamente su estructura datada en los dos momentos constructivos iniciales del siglo XI y XII.
La fase más antigua conservada corresponde al tramo de los pies de la iglesia en la que como elemento de separación de las naves se utilizan gruesos pilares circulares (siglo XI). En el siglo XII se incorpora en la construcción el pilar cruciforme con medias columnas adosadas que corresponde a un románico más evolucionado.
El monasterio, por las donaciones recibidas, tenía  significativas propiedades que incluía territorios y villas sitos en los concejos asturianos de Teberga, Garu y Somiedo, así como en el territorio leonés de Babia, incluyendo un número importante de cabezas de ganado y siervos.


Hoy nos encontramos con una iglesia de planta basilical de tres naves, la central mucho más ancha que las laterales, divididas en cuatro tramos y con un ábside central (la iglesia románica original tendría tres ábsides). Las cubiertas de bóvedas es fruto de la restauración de principios del siglo XX.
La sacristía y el porche corresponden también a momentos de reforma arquitectónica modernos.

               

El exterior, totalmente desfigurado, tanto la fachada como el muro y la cabecera son fruto de reformas desde el siglo XVII. Los elementos originales son algunos canecillos decorados con figuras que están en la cornisa y la cornisa en damero que remata el ábside.



Desde 1921 la iglesia es monumento nacional y sin duda es una de las más relevantes del románico en Asturias, sobre todo por sus magníficos relieves en los capiteles y la pila bautismal que la convierten en una auténtica joya de la escultura románica de la península ibérica.

A esto dedicaremos un próximo artículo del blog.

                                      Francisco Javier García Valledor

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