LA
IGLESIA DESCONOCIDA: SAN MIGUEL DE LA PLAZA
En La Plaza, además de La Colegiata de San Pedro que
ha llegado a nuestros días, se encontraba la iglesia de San Miguel, la gran
desconocida del románico asturiano.
En esta iglesia se fundó para desarrollar en ella
las funciones parroquiales, mientras que la colegiata había sido fundada como
monasterio.
Por tanto en el siglo XI nos encontramos con dos
construcciones románicas en La Plaza, aunque sólo una y con importantes
transformaciones haya llegado hasta nosotros.
Resulta paradójico que de la que
tenemos la lápida fundacional no exista hoy, y de la que hoy existe, no haya su
lápida fundacional.
El testimonio epigráfico de la fundación de San
Miguel es una pieza de alabastro (de 38 por 31´5 cm) que en el siglo XIX la
trasladaron a Oviedo a la casa del que era entonces abad de la colegiata D.
Andrés Vigil, donde el estudioso e historiador Ciriaco Miguel Vigil la copió.
La lápida volvió a Teberga a la muerte del abad para posteriormente volver a La
Catedral ovetense en 1846 donde quedó depositada hasta nuestros días, donde se
encuentra en el Museo de la iglesia.
Lápida fundacional de San Miguel de Teberga
La transcripción es la siguiente:
Una traducción posible es:
“Al contemplar aquí este templo completo, sabe que
fue fundado por la sierva de Dios Eldoncia cinco años después de la muerte de su marido de santa memoria,
en la Era (mil) ochenta y sobran seis; la mandé hacer al arquitecto para la
salvación de mi alma. Fue hecha esta Casa del Señor de San Miguel Arcángel con
mis donativos. Ruego sea Dios Misericordioso con vosotros, sacerdotes.
Visitante, acuérdate de mí, Eldoncia, y (que) Dios (se acuerde) de vosotros. Amén.”
Contrastando los datos que nos proporciona la lápida
con otros datos históricos podemos obtener la conclusión que la iglesia fue
fundada en el años 1048 de nuestra era (siglo XI) por Eldoncia Ordoniz,
fundadora también de Santa María de Carzana como su panteón. Fue cofundadora
con su esposo Pelagio Frolilaz de la Colegiata de San Pedro y de Santa María de
Lapedo (En Belmonte).
Los condes Pelagio Froilaz y Eldoncia Ordoniz a
través de estas fundaciones establecían un gran dominio señorial en torno a una
de las más importantes vías de comunicación de la época como era la vía de La
Mesa.
No volvemos a tener noticias del templo parroquial
hasta el siglo XIV en donde aparece dentro de la nómina de parroquias elaborada
entre 1385 y 1386.
Hasta hoy no hay información alguna respecto a cómo
era el templo, su planta, su cubrición, sus dimensiones. Etc. Tampoco sabemos a
ciencia cierta cuál era su localización, aunque la tradición habla de un lugar
al sur de la Colegiata, donde hoy se encuentra el Texu y el crucero. Sin una
investigación arqueológica “in situ” no sabremos más. Es una iglesia
desconocida.
Sí sabemos, sin embargo, que fue derruida muy a
finales del siglo XVII o muy al principio del siglo XVIII. El entonces abad de
la colegiata. Pedro Analso de Miranda “mandó derruir la iglesia de San Miguel
de Teberga para establecer la parroquialidad en otra, construida sobre un
establo de su propiedad”.
La segunda iglesia parroquial fue construida a
partir del año 1683, entre el claustro de la colegiata y el rio Carzana, con
unas dimensiones parecidas a las de la colegiata, sin que tengamos tampoco más
datos sobre ella, aunque sobrevivió hasta finales del siglo XIX.
En 1853 “se
trasladan a la colegiata de San Pedro la pila bautismal y los retablos de Jesús
nazareno y La Dolorosa”. En 1892 se estableció definitivamente la parroquia
de San Miguel en la colegiata de San Pedro y en 1896 se derrumba
definitivamente: “con motivo de haberse
desplomado a fines del año 96 la iglesia de San Miguel hundiéndose todo el
techo de ella y parte de los demás techos que con aquel estaban enlazados, fue
preciso acudir con premura y prescindiendo de la autorización, a cubrir las
paredes y las maderas de los claustros y los salones a fin de preservarlas de
las aguas y de las muchas nieves que han caído en aquel invierno…”.
Una última sorpresa que nos esconde San
Miguel de La Plaza
Nada he dicho,
hasta ahora, del reverso de la lápida fundacional.
Pues sí, la pieza de alabastro rectangular tiene un
reverso que está labrado: una sencilla y tosca cruz de la que cuelgan el alfa y
el omega (las dos letras del alfabeto griego que simbolizan en la tradición
cristiana el principio y el fín) rodeada de un simple zig-zag
Reverso
de la lápida fundacional de San Miguel
Los distintos autores que se han ocupado de su
estudio consideran esta decoración anterior a la inscripción del lado opuesto.
Si esto fuese así esta pieza se habría reutilizado
para grabar en la otra cara la inscripción fundacional, lo que pondría de
manifiesto la posible existencia de una construcción anterior en el entorno de
los templos de San Miguel y San Pedro.
¿Se había construido algún templo anterior al siglo
XI en La Plaza de Teberga?.
Sólo la investigación arqueológica podría sacarnos
de dudas.
Francisco Javier García Valledor
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