La Iglesia de Santa María de
Carrea aparece citada ya en documentos
del siglo X (“Sancte Marie de Carregia“
en el año 912 aunque con dudas en cuanto a su autenticidad) y en el siglo XIV
(1331).
No disponemos de información
alguna sobre la imagen de la Virgen que hoy se venera ni por medio de documentos escritos ni gráficos anteriores
al siglo XX.
En una postal del santuario de
los años veinte del siglo pasado aparece, hasta donde sabemos, la primera
imagen de la Virgen del Cébrano.
En todos los estudios y
referencias que se establecen en torno a la imagen se la considera de forma taxativa
como románica-bizantina, lo cual no se puede afirmar con tal rotundidad.
Los avatares de la guerra civil
supusieron la destrucción de la imagen lo que supuso una pérdida irreparable
desde el punto de vistas histórico-artístico. Sólo se conservó en dos
fragmentos la cabeza de la imagen y es el único vestigio que ha llegado a
nuestros días de la imagen original, aunque algo alterada por la policromía,
tras la restauración y posterior reconstrucción del cuerpo de la Virgen y del
niño.
Es posible que la talla original
pudiese ser de época medieval y de estilo románico. Iniciado el modelo en torno
al siglo X, este tipo de imagen (denominada en la iconografía “Virgen
Theotokos, Kiriotissa o Sedente”) se desarrolla especialmente a partir del
monasterio Cluny, pasando después de los monasterios a las parroquias. Su
origen iconográfico directo habría que buscarlo en los modelos bizantinos y
romanos.
Simbólicamente la Virgen se
entiende como Trono de Dios pero también “Sede de la Sabiduría”, según avanza
la cronología y el papel de la Virgen aumenta en la liturgia cristiana.
La Virgen María, al modo de las
matronas del Bajo Imperio y de las emperatrices
bizantinas, lleva túnica y manto y sirve de asiento a su Hijo. En su mano podría portar una
esfera (creadora del universo) o una manzana (redentora del pecado). Y tanto su
cabeza como la del niño estarían coronadas.
Lo que resulta evidente es el
carácter mayestático, su frontalidad, hieratismo e inexpresividad que marca la
distancia entre lo divino y lo humano en el mundo románico.
Sin embargo a lo largo del siglo
XVII los gustos estéticos barrocos hicieron que las imágenes se cubriesen. Las
Vírgenes comenzaron a ser “vestidas” para tratar de obtener supuestamente una
mayor sensación de realidad. Asimismo las coronas se perdieron e incluso las
cabezas de los niños fueron sustituidas por otras de cabellos rizados y más
sonrientes.
La costumbre de “vestir” las
imágenes con ropajes ampulosos y ricas joyas ha continuado hasta nuestros días
de tal manera que la actual Virgen del Cébrano tiene tres “mantos” (azul, rojo y blanco) como podemos comprobar
en las fotografías.
Asimismo, al desaparecer las
coronas de las imágenes medievales, las coronas se constituyeron en una joya
exterior a la talla y por encima de los ropajes.
Los que se acercan a la “novena”
antes de la fiesta del 15 de Agosto tienen la oportunidad de ver la imagen en
sus distintas formas, pero lamentablemente todas ellas están lejos de
acercarnos a la obra artística original.
Aunque la reconstrucción del cuerpo de
la Virgen y el niño se realizó con buena voluntad, no consigue acercarse a un
original que, por otra parte, cada uno tendrá en su imaginación.
Francisco
Javier García Valledor
Esstuvimos ayer. Nos encantó el lugar. Gracias a su artículo pudimos ver ahora en interior. Por otro lado es la primera vez que veo escrito Tebriga, lo aprendí en clases d' Asturianu y de ahí Teberga que siempre me corrigen. Gracias.
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